Dios no nos necesita, nosotros le necesitamos

 

"Dios no nos necesita, nosotros le necesitamos."

-mi abuelita

La mayoría de la gente, incluyendo Cristianos que profesan, tienen una idea errónea a cerca del Señor. En 1991, mi abuelita me dijo algo que nunca olvidaré. Me dijo: "Tracy, Dios no nos necesita, nosotros le necesitamos".

Aprendí de esta simple afirmación. Dios es bueno con nosotros, pero El no nos necesita. Necesitamos entender eso. "El Dios que hizo el mundo y todas las cosas que en Él hay, éste, como sea Señor del cielo y de la tierra, no habita en templos hechos de manos, ni es honrado con manos de hombres, NECESITADO DE ALGO; pues Él da á todos vida, y respiración, y todas las cosas" (Hechos 17:24-25).

El hombre es vano—

Un hombre piensa que le hace un favor a Dios al ser salvado.

Otro piensa que hiere a Dios o hace menos su poder al blasfemarlo o rechazarlo.

Ambos están mal. Veamos el análisis. Cada uno encuentre en cuál de las dos categorías de abajo se ubica mejor—

"Si fueres justo, ¿qué le darás á él? ¿O qué recibirá de tu mano? "(Job 35:7).

"Si pecares, ¿qué habrás hecho contra él? Y si tus rebeliones se multiplicaren, ¿qué le harás tú?" (Job 35:6).

El justo no aumenta el poder de Dios y el pecador no le quita nada al poder de Dios. Dios ha existido desde un pasado eterno sin mi amor, y seguirá coronado en poder y gloria mucho después de que el más vil de los blasfemos se esté consumiendo en el infierno. Él es autosuficiente y en ninguna manera dependiente del hombre. Podemos herir a un hombre como nosotros, pero no podemos ayudar o herir a Dios.

Jesús, quien es Dios, no necesitó el testimonio del hombre. Aprendamos del evangelio de Juan. Cuando el Señor Jesús estaba en Jerusalén en la pascua, en el día festivo, mucha gente creyó en su nombre cuando vieron sus milagros. Pero ve la última parte del pasaje-

"Mas el mismo Jesús no se confiaba á sí mismo de ellos, porque Él conocía á todos, y NOTENIA NECESIDAD QUE ALGUIEN LE DIESE TESTIMONIO DEL HOMBRE; porque Él sabía lo que había en el hombre" (Juan 2:23-25).

Jesús no necesitó y no necesita al hombre. Cuando un hombre impío y destinado al infierno habla maldad sobre Jesús, no significa nada ni hace ninguna diferencia.

Algunos de nosotros pensamos que le estamos haciendo un favor a Dios cuando vamos a la iglesia o leemos la Biblia. Aún mas, pensamos que le hacemos un favor a Dios al hacerlo Señor de nuestras vidas. No mis amigos, no le estamos haciendo ningún favor, NOS HACEMOS A NOSOTROS MISMOS UN FAVOR. ¡Dios no nos necesita, nosotros le necesitamos! Razonemos juntos para obtener un verdadero entendimiento de esto.

Como mi madre diría: "Dios es Dios por sí mismo". Dios creó los cielos, la tierra y el mar y todo lo que mora en ellos. Dios creó a Plutón, Saturno y a Júpiter y el Sol. Dios creó la luz y apartó las tinieblas, Dios hizo al veloz leopardo y la delicada mariposa. Dios hizo el sistema de evaporación. Dios hizo al laborioso castor y a los más pequeños microorganismos. Dios hizo la cadena alimenticia. Dios hizo los magníficos rubíes y diamantes. Dios los hizo a ustedes y a mí. Dios no necesita nuestros sacrificios o cualquier otra cosa de nuestros sucios seres. Veo al los Budistas darle cigarros, café, fruta y pasteles a sus dioses estatua—su deidad ni siquiera puede prender el cigarro. Ellos lo encienden y colocan en la vasija. Su dios los necesita. ¿Porqué? Porque ellos lo crearon. Es pequeño. No salva. Es falso. Pero el Dios VERDADERO no nos ! necesita a ti o a mí para ni una sola cosa. Entendamos esto.

Cuando leo el Salmo 50, pienso en la afirmación de mi abuelita. Dios no necesita la más mínima cosa de mí. Él dijo en el Salmo 50:

"Si yo tuviese hambre, no te lo diría á ti: Porque mío es el mundo y su plenitud."

"Porque mía es toda bestia del bosque, Y los millares de animales en los collados. Conozco todas las aves de los montes, Y en mi poder están las fieras del campo".

"¿Tengo de comer yo carne de toros, O de beber sangre de machos cabríos?"

"No tomaré de tu casa becerros, Ni machos cabríos de tus apriscos".

(Salmo 50: 12, 10-11, 13, 9).

Dios no me pediría ni un sándwich si tuviera hambre. No me necesita para la más diminuta cosa. Dios no me necesita—AUN ASÍ me extiendiende su hermosa mano (por medio del sacrificio que Su único Hijo hizo por mí). Esto me lleva a meditar en el Salmo 8:4—

"...¿Qué es el hombre, para que tengas de él memoria, Y el hijo del hombre, que lo visites?"

Literalmente lloré cuando entendí este versículo. Me es sorprendente que el Señor Dios tenga memoria de este sucio cuerpo. ¿Porqué se molestaría Él en pensar en mí? ¿Porqué dejaría Él su gloria para morir por mí en una cruz Romana, mientras yo era una mala y vil pecadora que lo rechacé? ¿ Porqué?

.... por amor

 Esto nos lleva a porqué nos hizo Dios en primer lugar:

"Señor, digno eres de recibir gloria y honra y virtud: porque tú criaste todas las cosas, y por tu voluntad tienen ser y fueron criadas" (Apocalipsis 4:11). Dios nos hizo para Su placer, no porque nos necesitara. Él hizo al hombre con toda gentileza y buena voluntad--

"Mi pacto fué con él de vida y de paz, las cuales cosas yo le dí por el temor; porque me temió, y delante de mi nombre estuvo humillado. La Ley de verdad estuvo en su boca, é iniquidad no fué hallada en sus labios: en paz y en justicia anduvo conmigo, y á muchos hizo apartar de la iniquidad"

--EL DIOS TODOPODEROSO

(Malaquías 2:5-6).

Dios no ha cambiado, Él sigue queriendo el gozo de nuestra amistad y amor. Él nos hizo a Su imagen y semejanza. ¡Amor de amores! Amorosamente moldeados a Su semejanza. Hizo un sinnúmero de mundos para nuestro placer. Pero no fue suficiente para nosotros. Para algunos de nosotros, todavía no lo es.

A pesar de lo que Dios hizo por nosotros, lo rechazamos. Vivimos sin respeto por sus estatutos, mandamientos, preceptos y leyes. Queremos que El se mantenga fuera de nuestros asuntos para poder hacer lo que queremos. Somos sin ley, ¡rebeldes! ¡Las violaciones, asesinatos, abatimiento, soledad, etc. no son culpa de Dios! ¡Son los frutos de hacer las cosas a nuestra manera! ¡La manera del hombre! No culpen a Dios por la maldad que hacen los hombres, ni si quiera se atrevan. Échenle la culpa a quien le corresponde—al hombre. El hombre no es bueno: es malo.

"Cuando alguno es tentado, no diga que es tentado de Dios: porque Dios no puede ser tentado de los malos, ni Él tienta á alguno: Sino que cada uno es tentado, cuando de su propia concupiscencia es atraído, y cebado. Y la concupiscencia, después que ha concebido, pare el pecado: y el pecado, siendo cumplido, engendra muerte. Amados hermanos míos, no erréis. Toda buena dádiva y todo don perfecto es de lo alto, que desciende del Padre de las luces, en el cual no hay mudanza, ni sombra de variación" (Santiago 1:13-17).

Si eres un burlón, déjame preguntarte algo,

La última vez que mentiste, ¿Dios te hizo mentir o mentiste porque quisiste? Por supuesto, mentiste porque quisiste. De acuerdo a la Biblia, mentir es un crimen así como lo es matar—no eres diferente del hombre que mata—como tu, lo hizo porque quiso. Es tonto culpar a Dios de todos los males del mundo—que es exactamente lo que la gente malvada provoca. El hombre asesina, y saquea, y roba e injuria porque quiere—así como nosotros mentimos porque queremos. Todos somos un montón de criminales con necesidad de perdón.

"Por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios" (Romanos 3:23). Para todos aquellos de ustedes que culpan de todo al diablo, están olvidando la siguiente mentira: "El diablo me hizo hacerlo". Satanás no puede forzarte a hacer nada. No es tan poderoso. El solo puede trabajar en los deseos que ya están en el corazón humano. Pecamos porque queremos—Satanás sólo puede tentarte.

"Engañoso es el corazón más que todas las cosas, y perverso; ¿quién lo conocerá?" (Jeremías 17:9).

"Porque de dentro, del corazón de los hombres, salen los malos pensamientos, los adulterios, las fornicaciones, los homicidios, los hurtos, las avaricias, las maldades, el engaño, las desvergüenzas, el ojo maligno, las injurias, la soberbia, la insensatez. Todas estas maldades de dentro salen, y contaminan al hombre" (Marcos 7:21-23).

Algunos me dirán: "¿Si Dios nos hizo a su imagen, entonces porqué tenemos la capacidad de hacer maldad?" Entendamos primero una parte de lo que significa ser hechos a la imagen de Dios:

Somos tripartitas: cuerpo, mente y espíritu.

Podemos crear: con nuestras manos, con nuestras mentes.

Podemos reproducir: a nosotros mismos por medio de la procreación.

Tenemos dominio: sobre la tierra. Nos señoreamos de plantas, animales, etc.

Podemos ELEGIR: aún tomar decisiones entre el bien y el mal.

Al hacernos a Su imagen, la libertad de elección es uno de los atributos a los que Dios nos ligó. El primer hombre y mujer eligieron el mal y la reprobación de su pecado continúa con nosotros hasta hoy en día. ¿Porqué hacemos el mal? Porque escogemos hacerlo.

"Porque las criaturas sujetas fueron á vanidad, no de grado, mas por causa del que las sujetó con esperanza" (Romanos 8:20). Esto clama la pregunta: "Dadas nuestras vilezas, ¿porqué Dios no ha destruido este mundo todo corrupto?" Dios en su soberanía sabía que habría aquellos de nosotros que querrían sus caminos—una amorosa y bella relación. El no nos ha destruido

... por amor

Dios sabía que habría una mujer llamada Tracy que lo querría y desearía. El sabía que habría un hombre, un niño, una niña querrían regocijarse en su amor. Si, Él le permite a este mundo corrupto continuar hasta que la cosecha sea completa y el último santo sea salvo. No habrá abortos—todo aquél que está destinado a nacer de nuevo lo hará. Ni uno solo de los hijos de Dios resbalará por las grietas y se perderá. Y cuando la cosecha este completa, este cuarto, esta computadora, estos árboles, este lago, estas flores, este universo será destruido y reconstruido. Y en la eternidad, los justos morarán con Dios. Pero los incrédulos, abominables y reprobados en toda obra, serán echados al lago que arde en fuego y azufre.

Necesitamos rogarle a Dios ser salvos. ¡Pero cuidado! A menudo actuamos como si le hiciéramos un favor a Dios al volvernos a Él. El no nos necesita, nosotros le necesitamos. Cuando un hombre comprenda este concepto, sus ojos verán de verdad.


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