LA EPÍSTOLA DEL APÓSTOL SAN PABLO Á LOS ROMANOS

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Capítulo 1

1:1
PABLO, siervo de Jesucristo, llamado á ser apóstol, apartado para el evangelio de Dios,
1:2
Que Él había antes prometido por sus profetas en las santas Escrituras,
1:3
Acerca de su Hijo, (que fué hecho de la simiente de David según la carne;
1:4
El cual fué declarado Hijo de Dios con potencia, según el espíritu de santidad, por la resurrección de los muertos), de Jesucristo Señor nuestro,
1:5
Por el cual recibimos la gracia y el apostolado, para la obediencia de la fe en todas las naciones en su nombre,
1:6
Entre las cuales sois también vosotros, llamados de Jesucristo:
1:7
A todos los que estáis en Roma, amados de Dios, llamados santos: Gracia y paz tengáis de Dios nuestro Padre, y del Señor Jesucristo.
1:8
Primeramente, doy gracias á mi Dios por Jesucristo acerca de todos vosotros, de que vuestra fe es predicada en todo el mundo.
1:9
Porque testigo me es Dios, al cual sirvo en mi espíritu en el evangelio de su Hijo, que sin cesar me acuerdo de vosotros siempre en mis oraciones,
1:10
Rogando, si al fin algún tiempo haya de tener, por la voluntad de Dios, próspero viaje para ir á vosotros.
1:11
Porque os deseo ver, para repartir con vosotros algún don espiritual, para confirmaros;
1:12
Es á saber, para ser juntamente consolado con vosotros por la común fe vuestra y juntamente mía.
1:13
Mas no quiero, hermanos, que ingnoréis que muchas veces me he propuesto ir á vosotros (empero hasta ahora he sido estorbado), para tener también entre vosotros algún fruto, como entre los demás Gentiles.
1:14
A Griegos y á bárbaros, á sabios y á no sabios soy deudor.
1:15
Así que, cuanto á mí, presto estoy á anunciar el evangelio también á vosotros que estáis en Roma.
1:16
Porque no me avergüenzo del evangelio: porque es potencia de Dios para salud á todo aquel que cree; al Judío primeramente y también al Griego.
1:17
Porque en Él la justicia de Dios se descubre de fe en fe; como está escrito: Mas el justo vivirá por la fe.
1:18
Porque manifiesta es la ira de Dios del cielo contra toda impiedad é injusticia de los hombres, que detienen la verdad con injusticia:
1:19
Porque lo que de Dios se conoce, á ellos es manifiesto; porque Dios se lo manifestó.
1:20
Porque las cosas invisibles de Él, su eterna potencia y divinidad, se echan de ver desde la creación del mundo, siendo entendidas por las cosas que son hechas; de modo que son inexcusables:
1:21
Porque habiendo conocido á Dios, no le glorificaron como á Dios, ni dieron gracias; antes se desvanecieron en sus discursos, y el necio corazón de ellos fué entenebrecido.
1:22
Diciéndose ser sabios, se hicieron fatuos,
1:23
Y trocaron la gloria del Dios incorruptible en semejanza de imagen de hombre corruptible, y de aves, y de animales de cuatro pies, y de serpientes.
1:24
Por lo cual también Dios los entregó á inmundicia, en las concupiscencias de sus corazones, de suerte que contaminaron sus cuerpos entre sí mismos:
1:25
Los cuales mudaron la verdad de Dios en mentira, honrando y sirviendo á las criaturas antes que al Criador, el cual es bendito por los siglos. Amén.
1:26
Por esto Dios los entregó á afectos vergonzosos; pues aun sus mujeres mudaron el natural uso en el uso que es contra naturaleza:
1:27
Y del mismo modo también los hombres, dejando el uso natural de las mujeres, se encendieron en sus concupiscencias los unos con los otros, cometiendo cosas nefandas hombres con hombres, y recibiendo en sí mismos la recompensa que convino á su extravío.
1:28
Y como á ellos no les pareció tener á Dios en su noticia, Dios los entregó á una mente depravada, para hacer lo que no conviene,
1:29
Estando atestados de toda iniquidad, de fornicación, de malicia, de avaricia, de maldad; llenos de envidia, de homicidios, de contiendas, de engaños, de malignidades;
1:30
Murmuradores, detractores, aborrecedores de Dios, injuriosos, soberbios, altivos, inventores de males, desobedientes á los padres,
1:31
Necios, desleales, sin afecto natural, implacables, sin misericordia:
1:32
Que habiendo entendido el juicio de Dios que los que hacen tales cosas son dignos de muerte, no sólo las hacen, más aún consienten á los que las hacen.

Capítulo 2

2:1
POR lo cual eres inexcusable, oh hombre, cualquiera que juzgas: porque en lo que juzgas á otro, te condenas á ti mismo; porque lo mismo haces, tú que juzgas.
2:2
Mas sabemos que el juicio de Dios es según verdad contra los que hacen tales cosas.
2:3
¿Y piensas esto, oh hombre, que juzgas á los que hacen tales cosas, y haces las mismas, que tú escaparás del juicio de Dios.?
2:4
¿O menosprecias las riquezas de su benignidad, y paciencia, y longanimidad, ignorando que su benignidad te guía á arrepentimiento?
2:5
Mas por tu dureza, y por tu corazón no arrepentido, atesoras para ti mismo ira para el día de la ira y de la manifestación del justo juicio de Dios;
2:6
El cual pagará á cada uno conforme á sus obras:
2:7
A los que perseverando en bien hacer, buscan gloria y honra e inmortalidad, la vida eterna.
2:8
Mas á los que son contenciosos, y no obedecen á la verdad, antes obedecen á la injusticia, enojo é ira;
2:9
Tribulación y angustia sobre toda persona humana que obra lo malo, el Judío primeramente, y también el Griego.
2:10
Mas gloria y honra y paz á cualquiera que obra el bien, al Judío primeramente, y también al Griego.
2:11
Porque no hay acepción de personas para con Dios.
2:12
Porque todos lo que sin ley pecaron, sin ley también perecerán; y todos los que en la ley pecaron, por la ley serán juzgados:
2:13
Porque no los oidores de la ley son justos para con Dios, mas los hacedores de la ley serán justificados.
2:14
Porque los Gentiles que no tienen ley, naturalmente haciendo lo que es de la ley, los tales, aunque no tengan ley, ellos son ley á sí mismos:
2:15
Mostrando la obra de la ley escrita en sus corazones, dando testimonio juntamente sus conciencias, y acusándose y también excusándose sus pensamientos unos con otros;
2:16
En el día que juzgará el Señor lo encubierto de los hombres, conforme á mi evangelio, por Jesucristo.
2:17
He aquí, tú tienes el sobrenombre de Judío, y estás reposado en la ley, y te glorías en Dios,
2:18
Y sabes su voluntad, y apruebas lo mejor, instruído por la ley;
2:19
Y confías que eres guía de los ciegos, luz de los que están en tinieblas,
2:20
Enseñador de los que no saben, maestro de niños, que tienes la forma de la ciencia y de la verdad en la ley:
2:21
Tú pues, que enseñas á otro, ¿no te enseñas á ti mismo? ¿Tú, que predicas que no se ha de hurtar, hurtas?
2:22
¿Tú, que dices que no se ha de adulterar, adulteras? ¿Tú, que abominas los ídolos, cometes sacrilegio?
2:23
¿Tú, que te jactas de la ley, con infracción de la ley deshonras á Dios?
2:24
Porque el nombre de Dios es blasfemado por causa de vosotros entre los Gentiles, como está escrito.
2:25
Porque la circuncisión en verdad aprovecha, si guardares la ley; mas si eres rebelde á la ley, tu circuncisión es hecha incircuncisión.
2:26
De manera que, si el incircunciso guardare las justicias de la ley, ¿no será tenida su incircuncisión por circuncisión?
2:27
Y lo que de su natural es incircunciso, guardando perfectamente la ley, te juzgará á ti, que con la letra y con la circuncisión eres rebelde á la ley.
2:28
Porque no es Judío el que lo es en manifiesto; ni la circuncisión es la que es en manifiesto en la carne:
2:29
Mas es Judío el que lo es en lo interior; y la circuncisión es la del corazón, en espíritu, no en letra; la alabanza del cual no es de los hombres, sino de Dios.

Capítulo 3

3:1
¿QUÉ, pues, tiene más el Judío? ¿ó qué aprovecha la circuncisión?,
3:2
Mucho en todas maneras. Lo primero ciertamente, que la palabra de Dios les ha sido confiada.
3:3
¿Pues qué si algunos de ellos han sido incrédulos? ¿la incredulidad de ellos habrá hecho vana la verdad de Dios?
3:4
En ninguna manera; antes bien sea Dios verdadero, mas todo hombre mentiroso; como está escrito: Para que seas justificado en tus dichos, Y venzas cuando de ti se juzgare.
3:5
Y si nuestra iniquidad encarece la justicia de Dios, ¿qué diremos? ¿Será injusto Dios que da castigo? (hablo como hombre.)
3:6
En ninguna manera: de otra suerte ¿cómo juzgaría Dios el mundo?
3:7
Empero si la verdad de Dios por mi mentira creció á gloria suya, ¿por qué aun así yo soy juzgado como pecador?
3:8
¿Y por qué no decir (como somos blasfemados, y como algunos dicen que nosotros decimos): Hagamos males para que vengan bienes? la condenación de los cuales es justa.
3:9
¿Qué pues? ¿Somos mejores que ellos? En ninguna manera: porque ya hemos acusado á Judíos y á Gentiles, que todos están debajo de pecado.
3:10
Como está escrito: No hay justo, ni aun uno;
3:11
No hay quien entienda, No hay quien busque á Dios;
3:12
Todos se apartaron, á una fueron hechos inútiles; No hay quien haga lo bueno, no hay ni aun uno:
3:13
Sepulcro abierto es su garganta; Con sus lenguas tratan engañosamente; Veneno de áspides está debajo de sus labios;
3:14
Cuya boca está llena de maledicencia y de amargura;
3:15
Sus pies son ligeros á derramar sangre;
3:16
Quebrantamiento y desventura hay en sus caminos;
3:17
Y camino de paz no conocieron:
3:18
No hay temor de Dios delante de sus ojos.
3:19
Empero sabemos que todo lo que la ley dice, á los que están en la ley lo dice, para que toda boca se tape, y que todo el mundo se sujete á Dios:
3:20
Porque por las obras de la ley ninguna carne se justificará delante de Él; porque por la ley es el conocimiento del pecado.
3:21
Mas ahora, sin la ley, la justicia de Dios se ha manifestado, testificada por la ley y por los profetas:
3:22
La justicia de Dios por la fe de Jesucristo, para todos los que creen en Él: porque no hay diferencia;
3:23
Por cuanto todos pecaron, y están destituídos de la gloria de Dios;
3:24
Siendo justificados gratuitamente por su gracia por la redención que es en Cristo Jesús;
3:25
Al cual Dios ha propuesto en propiciación por la fe en su sangre, para manifestación de su justicia, atento á haber pasado por alto, en su paciencia, los pecados pasados,
3:26
Con la mira de manifestar su justicia en este tiempo: para que Él sea el justo, y el que justifica al que es de la fe de Jesús.
3:27
¿Dónde pues está la jactancia? Es excluída. ¿Por cuál ley? ¿de las obras? No; mas por la ley de la fe.
3:28
Así que, concluímos ser el hombre justificado por fe sin las obras de la ley.
3:29
¿Es Dios solamente Dios de los Judíos? ¿No es también Dios de los Gentiles? Cierto, también de los Gentiles.
3:30
Porque uno es Dios, el cual justificará por la fe la circuncisión, y por medio de la fe la incircuncisión.
3:31
¿Luego deshacemos la ley por la fe? En ninguna manera; antes establecemos la ley.

Capítulo 4

4:1
¿QUÉ, pues, diremos que halló Abraham nuestro padre según la carne?
4:2
Que si Abraham fué justificado por la obras, tiene de qué gloriarse; mas no para con Dios.
4:3
Porque ¿qué dice la Escritura? Y creyó Abraham á Dios, y le fué atribuído á justicia.
4:4
Empero al que obra, no se le cuenta el salario por merced, sino por deuda.
4:5
Mas al que no obra, pero cree en aquél que justifica al impío, la fe le es contada por justicia.
4:6
Como también David dice ser bienaventurado el hombre al cual Dios atribuye justicia sin obras,
4:7
Diciendo: Bienaventurados aquellos cuyas iniquidades son perdonadas, Y cuyos pecados son cubiertos.
4:8
Bienaventurado el varón al cual el Señor no imputó pecado.
4:9
¿Es pues esta bienaventuranza solamente en la circuncisión ó también en la incircuncisión? porque decimos que á Abraham fué contada la fe por justicia.
4:10
¿Cómo pues le fué contada? ¿en la circuncisión, ó en la incircuncisión? No en la circuncisión, sino en la incircuncisión.
4:11
Y recibió la circuncisión por señal, por sello de la justicia de la fe que tuvo en la incircuncisión: para que fuese padre de todos los creyentes no circuncidados, para que también á ellos les sea contado por justicia;
4:12
Y padre de la circuncisión, no solamente á los que son de la circuncisión, más también á los que siguen las pisadas de la fe que fué en nuestro padre Abraham antes de ser circuncidado.
4:13
Porque no por la ley fué dada la promesa á Abraham ó á su simiente, que sería heredero del mundo, sino por la justicia de la fe.
4:14
Porque si los que son de la ley son los herederos, vana es la fe, y anulada es la promesa.
4:15
Porque la ley obra ira; porque donde no hay ley, tampoco hay transgresión.
4:16
Por tanto es por la fe, para que sea por gracia; para que la promesa sea firme á toda simiente, no solamente al que es de la ley, mas también al que es de la fe de Abraham, el cual es padre de todos nosotros.
4:17
(Como está escrito: Que por padre de muchas gentes te he puesto) delante de Dios, al cual creyó; el cual da vida á los muertos, y llama las cosas que no son, como las que son.
4:18
El creyó en esperanza contra esperanza, para venir á ser padre de muchas gentes, conforme á lo que le había sido dicho: Así será tu simiente.
4:19
Y no se enflaqueció en la fe, ni consideró su cuerpo ya muerto (siendo ya de casi cien años,) ni la matriz muerta de Sara;
4:20
Tampoco en la promesa de Dios dudó con desconfianza: antes fué esforzado en fe, dando gloria á Dios,
4:21
Plenamente convencido de que todo lo que había prometido, era también poderoso para hacerlo.
4:22
Por lo cual también le fué atribuído á justicia.
4:23
Y no solamente por Él fué escrito que le haya sido imputado;
4:24
Sino también por nosotros, á quienes será imputado, esto es, á los que creemos en el que levantó de los muertos á Jesús Señor nuestro,
4:25
El cual fué entregado por nuestros delitos, y resucitado para nuestra justificación

Capítulo 5

5:1
JUSTIFICADOS pues por la fe, tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo:
5:2
Por el cual también tenemos entrada por la fe á esta gracia en la cual estamos firmes, y nos gloriamos en la esperanza de la gloria de Dios.
5:3
Y no sólo esto, mas aun nos gloriamos en las tribulaciones, sabiendo que la tribulación produce paciencia;
5:4
Y la paciencia, prueba; y la prueba, esperanza;
5:5
Y la esperanza no avergüenza; porque el amor de Dios está derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos es dado.
5:6
Porque Cristo, cuando aún éramos flacos, á su tiempo murió por los impíos.
5:7
Ciertamente apenas muere alguno por un justo: con todo podrá ser que alguno osara morir por el bueno.
5:8
Mas Dios encarece su caridad para con nosotros, porque siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros.
5:9
Luego mucho más ahora, justificados en su sangre, por Él seremos salvos de la ira.
5:10
Porque si siendo enemigos, fuimos reconciliado con Dios por la muerte de su Hijo, mucho más, estando reconciliados, seremos salvos por su vida.
5:11
Y no sólo esto, mas aun nos gloriamos en Dios por el Señor nuestro Jesucristo, por el cual hemos ahora recibido la reconciliación.
5:12
De consiguiente, vino la reconciliación por uno, así como el pecado entró en el mundo por un hombre, y por el pecado la muerte, y la muerte así pasó á todos los hombres, pues que todos pecaron.
5:13
Porque hasta la ley, el pecado estaba en el mundo; pero no se imputa pecado no habiendo ley.
5:14
No obstante, reinó la muerte desde Adam hasta Moisés, aun en los que no pecaron á la manera de la rebelión de Adam; el cual es figura del que había de venir.
5:15
Mas no como el delito, tal fué el don: porque si por el delito de aquel uno murieron los muchos, mucho más abundó la gracia de Dios á los muchos, y el don por la gracia de un hombre, Jesucristo.
5:16
Ni tampoco de la manera que por un pecado, así también el don: porque el juicio á la verdad vino de un pecado para condenación, mas la gracia vino de muchos delitos para justificación.
5:17
Porque, si por un delito reinó la muerte por uno, mucho más reinarán en vida por un Jesucristo los que reciben la abundancia de gracia, y del don de la justicia.
5:18
Así que, de la manera que por un delito vino la culpa á todos los hombres para condenación, así por una justicia vino la gracia á todos los hombres para justificación de vida.
5:19
Porque como por la desobediencia de un hombre los muchos fueron constituídos pecadores, así por la obediencia de uno los muchos serán constituídos justos.
5:20
La ley empero entró para que el pecado creciese; mas cuando el pecado creció, sobrepujó la gracia;
5:21
Para que, de la manera que el pecado reinó para muerte, así también la gracia reine por la justicia para vida eterna por Jesucristo Señor nuestro.

Capítulo 6

6:1
¿PUES qué diremos? Perseveraremos en pecado para que la gracia crezca?
6:2
En ninguna manera. Porque los que somos muertos al pecado, ¿cómo viviremos aún en Él?
6:3
¿O no sabéis que todos los que somos bautizados en Cristo Jesús, somos bautizados en su muerte?
6:4
Porque somos sepultados juntamente con Él á muerte por el bautismo; para que como Cristo resucitó de los muertos por la gloria del Padre, así también nosotros andemos en novedad de vida.
6:5
Porque si fuimos plantados juntamente en Él á la semejanza de su muerte, así también lo seremos á la de su resurrección:
6:6
Sabiendo esto, que nuestro viejo hombre juntamente fué crucificado con Él, para que el cuerpo del pecado sea deshecho, á fin de que no sirvamos más al pecado.
6:7
Porque el que es muerto, justificado es del pecado.
6:8
Y si morimos con Cristo, creemos que también viviremos con Él;
6:9
Sabiendo que Cristo, habiendo resucitado de entre los muertos, ya no muere: la muerte no se enseñoreará más de Él.
6:10
Porque el haber muerto, al pecado murió una vez; mas el vivir, á Dios vive.
6:11
Así también vosotros, pensad que de cierto estáis muertos al pecado, mas vivos á Dios en Cristo Jesús Señor nuestro.
6:12
No reine, pues, el pecado en vuestro cuerpo mortal, para que le obedezcáis en sus concupiscencias;
6:13
Ni tampoco presentéis vuestros miembros al pecado por instrumento de iniquidad; antes presentaos á Dios como vivos de los muertos, y vuestros miembros á Dios por instrumentos de justicia.
6:14
Porque el pecado no se enseñoreará de vosotros; pues no estáis bajo la ley, sino bajo la gracia.
6:15
¿Pues qué? ¿Pecaremos, porque no estamos bajo de la ley, sino bajo de la gracia? En ninguna manera.
6:16
¿No sabéis que á quien os prestáis vosotros mismos por siervos para obedecer le, sois siervos de aquel á quien obedecéis, ó del pecado para muerte, ó de la obediencia para justicia?
6:17
Empero gracias á Dios, que aunque fuisteis siervos del pecado, habéis obedecido de corazón á aquella forma de doctrina á la cual sois entregados;
6:18
Y libertados del pecado, sois hechos siervos de la justicia.
6:19
Humana cosa digo, por la flaqueza de vuestra carne: que como para iniquidad presentasteis vuestros miembros á servir á la inmundicia y á la iniquidad, así ahora para santidad presentéis vuestros miembros á servir á la justicia.
6:20
Porque cuando fuisteis siervos del pecado, erais libres acerca de la justicia.
6:21
¿Qué fruto, pues, teníais de aquellas cosas de las cuales ahora os avergonzáis? porque el fin de ellas es muerte.
6:22
Mas ahora, librados del pecado, y hechos siervos á Dios, tenéis por vuestro fruto la santificación, y por fin la vida eterna.
6:23
Porque la paga del pecado es muerte: mas la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro.

Capítulo 7

7:1
¿IGNORÁIS, hermanos, (porque hablo con los que saben la ley) que la ley se enseñorea del hombre entre tanto que vive?
7:2
Porque la mujer que está sujeta á marido, mientras el marido vive está obligada á la ley; mas muerto el marido, libre es de la ley del marido.
7:3
Así que, viviendo el marido, se llamará adúltera si fuere de otro varón; mas si su marido muriere, es libre de la ley; de tal manera que no será adúltera si fuere de otro marido.
7:4
Así también vosotros, hermanos míos, estáis muertos á la ley por el cuerpo de Cristo, para que seáis de otro, á saber, del que resucitó de los muertos, á fin de que fructifiquemos á Dios.
7:5
Porque mientras estábamos en la carne, los afectos de los pecados que eran por la ley, obraban en nuestros miembros fructificando para muerte.
7:6
Mas ahora estamos libres de la ley, habiendo muerto á aquella en la cual estábamos detenidos, para que sirvamos en novedad de espíritu, y no en vejez de letra.
7:7
¿Qué pues diremos? ¿La ley es pecado? En ninguna manera. Empero yo no conocí el pecado sino por la ley: porque tampoco conociera la concupiscencia, si la ley no dijera: No codiciarás.
7:8
Mas el pecado, tomando ocasión, obró en mí por el mandamiento toda concupiscencia: porque sin la ley el pecado está muerto.
7:9
Así que, yo sin la ley vivía por algún tiempo: mas venido el mandamiento, el pecado revivió, y yo morí.
7:10
Y hallé que el mandamiento, á intimado para vida, para mí era mortal:
7:11
Porque el pecado, tomando ocasión, me engañó por el mandamiento, y por Él me mató.
7:12
De manera que la ley á la verdad es santa, y el mandamiento santo, y justo, y bueno.
7:13
¿Luego lo que es bueno, á mí me es hecho muerte? No; sino que el pecado, para mostrarse pecado, por lo bueno me obró la muerte, haciéndose pecado sobremanera pecante por el mandamiento.
7:14
Porque sabemos que la ley es espiritual; mas yo soy carnal, vendido á sujeción del pecado.
7:15
Porque lo que hago, no lo entiendo; ni lo que quiero, hago; antes lo que aborrezco, aquello hago.
7:16
Y si lo que no quiero, esto hago, apruebo que la ley es buena.
7:17
De manera que ya no obro aquello, sino el pecado que mora en mí.
7:18
Y yo sé que en mí (es á saber, en mi carne) no mora el bien: porque tengo el querer, mas efectuar el bien no lo alcanzo.
7:19
Porque no hago el bien que quiero; mas el mal que no quiero, éste hago.
7:20
Y si hago lo que no quiero, ya no obro yo, sino el mal que mora en mí.
7:21
Así que, queriendo yo hacer el bien, hallo esta ley: Que el mal está en mí.
7:22
Porque según el hombre interior, me deleito en la ley de Dios:
7:23
Mas veo otra ley en mis miembros, que se rebela contra la ley de mi espíritu, y que me lleva cautivo á la ley del pecado que está en mis miembros.
7:24
¡Miserable hombre de mí! ¿quién me librará del cuerpo de esta muerte?
7:25
Gracias doy á Dios, por Jesucristo Señor nuestro. Así que, yo mismo con la mente sirvo á la ley de Dios, mas con la carne á la ley del pecado.

Capítulo 8

8:1
AHORA pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús, los que no andan conforme á la carne, mas conforme al espíritu.
8:2
Porque la ley del Espíritu de vida en Cristo Jesús me ha librado de la ley del pecado y de la muerte.
8:3
Porque lo que era imposible á la ley, por cuanto era débil por la carne, Dios enviando á su Hijo en semejanza de carne de pecado, y á causa del pecado, condenó al pecado en la carne;
8:4
Para que la justicia de la ley fuese cumplida en nosotros, que no andamos conforme á la carne, mas conforme al espíritu.
8:5
Porque los que viven conforme á la carne, de las cosas que son de la carne se ocupan; mas los que conforme al espíritu, de las cosas del espíritu.
8:6
Porque la intención de la carne es muerte; mas la intención del espíritu, vida y paz:
8:7
Por cuanto la intención de la carne es enemistad contra Dios; porque no se sujeta á la ley de Dios, ni tampoco puede.
8:8
Así que, los que están en la carne no pueden agradar á Dios.
8:9
Mas vosotros no estáis en la carne, sino en el espíritu, si es que el Espíritu de Dios mora en vosotros. Y si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, el tal no es de Él.
8:10
Empero si Cristo está en vosotros, el cuerpo á la verdad está muerto á causa del pecado; mas el espíritu vive á causa de la justicia.
8:11
Y si el Espíritu de aquel que levantó de los muertos á Jesús mora en vosotros, el que levantó á Cristo Jesús de los muertos, vivificará también vuestros cuerpos mortales por su Espíritu que mora en vosotros.
8:12
Así que, hermanos, deudores somos, no á la carne, para que vivamos conforme á la carne:
8:13
Porque si viviereis conforme á la carne, moriréis; mas si por el espíritu mortificáis las obras de la carne, viviréis.
8:14
Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios, los tales son hijos de Dios.
8:15
Porque no habéis recibido el espíritu de servidumbre para estar otra vez en temor; mas habéis recibido el espíritu de adopción, por el cual clamamos, Abba, Padre.
8:16
Porque el mismo Espíritu da testimonio á nuestro espíritu que somos hijos de Dios.
8:17
Y si hijos, también herederos; herederos de Dios, y coherederos de Cristo; si empero padecemos juntamente con Él, para que juntamente con Él seamos glorificados.
8:18
Porque tengo por cierto que lo que en este tiempo se padece, no es de comparar con la gloria venidera que en nosotros ha de ser manifestada.
8:19
Porque el continuo anhelar de las criaturas espera la manifestación de los hijos de Dios.
8:20
Porque las criaturas sujetas fueron á vanidad, no de grado, mas por causa del que las sujetó con esperanza,
8:21
Que también las mismas criaturas serán libradas de la servidumbre de corrupción en la libertad gloriosa de los hijos de Dios.
8:22
Porque sabemos que todas las criaturas gimen á una, y á una están de parto hasta ahora.
8:23
Y no sólo ellas, mas también nosotros mismos, que tenemos las primicias del Espíritu, nosotros también gemimos dentro de nosotros mismos, esperando la adopción, es á saber, la redención de nuestro cuerpo.
8:24
Porque en esperanza somos salvos; mas la esperanza que se ve, no es esperanza; porque lo que alguno ve, ¿á qué esperarlo?
8:25
Empero si lo que no vemos esperamos, por paciencia esperamos.
8:26
Y asimismo también el Espíritu ayuda nuestra flaqueza: porque qué hemos de pedir como conviene, no lo sabemos; sino que el mismo Espíritu pide por nosotros con gemidos indecibles.
8:27
Mas el que escudriña los corazones, sabe cuál es el intento del Espíritu, porque conforme á la voluntad de Dios, demanda por los santos.
8:28
Y sabemos que á los que á Dios aman, todas las cosas les ayudan á bien, es á saber, á los que conforme al propósito son llamados.
8:29
Porque á los que antes conoció, también predestinó para que fuesen hechos conformes á la imagen de su Hijo, para que Él sea el primogénito entre muchos hermanos;
8:30
Y á los que predestinó, á éstos también llamó; y á los que llamó, á éstos también justificó; y á los que justificó, á éstos también glorificó.
8:31
¿Pues qué diremos á esto? Si Dios por nosotros, ¿quién contra nosotros?
8:32
El que aun á su propio Hijo no perdonó, antes le entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos dará también con Él todas las cosas?
8:33
¿Quién acusará á los escogidos de Dios? Dios es el que justifica.
8:34
¿Quién es el que condenará? Cristo es el que murió; más aún, el que también resucitó, quien además está á la diestra de Dios, el que también intercede por nosotros.
8:35
¿Quién nos apartará del amor de Cristo? tribulación? ó angustia? ó persecución? ó hambre? ó desnudez? ó peligro? ó cuchillo?
8:36
Como está escrito: Por causa de ti somos muertos todo el tiempo: Somos estimados como ovejas de matadero.
8:37
Antes, en todas estas cosas hacemos más que vencer por medio de aquel que nos amó.
8:38
Por lo cual estoy cierto que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir,
8:39
Ni lo alto, ni lo bajo, ni ninguna criatura nos podrá apartar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro.

Capítulo 9

9:1
VERDAD digo en Cristo, no miento, dándome testimonio mi conciencia en el Espíritu Santo,
9:2
Que tengo gran tristeza y continuo dolor en mi corazón.
9:3
Porque deseara yo mismo ser apartado de Cristo por mis hermanos, los que son mis parientes según la carne;
9:4
Que son israelitas, de los cuales es la adopción, y la gloria, y el pacto, y la data de la ley, y el culto, y las promesas;
9:5
Cuyos son los padres, y de los cuales es Cristo según la carne, el cual es Dios sobre todas las cosas, bendito por los siglos. Amén.
9:6
No empero que la palabra de Dios haya faltado: porque no todos los que son de Israel son Israelitas;
9:7
Ni por ser simiente de Abraham, son todos hijos; mas: En Isaac te será llamada simiente.
9:8
Quiere decir: No los que son hijos de la carne, éstos son los hijos de Dios; mas los que son hijos de la promesa, son contados en la generación.
9:9
Porque la palabra de la promesa es esta: Como en este tiempo vendré, y tendrá Sara un hijo.
9:10
Y no sólo esto; mas también Rebeca concibiendo de uno, de Isaac nuestro padre,
9:11
(Porque no siendo aún nacidos, ni habiendo hecho aún ni bien ni mal, para que el propósito de Dios conforme á la elección, no por las obras sino por el que llama, permaneciese;)
9:12
Le fué dicho que el mayor serviría al menor.
9:13
Como está escrito: A Jacob amé, mas á Esaú aborrecí.
9:14
¿Pues qué diremos? ¿Que hay injusticia en Dios? En ninguna manera.
9:15
Mas á Moisés dice: Tendré misericordia del que tendré misericordia, y me compadeceré del que me compadeceré.
9:16
Así que no es del que quiere, ni del que corre, sino de Dios que tiene misericordia.
9:17
Porque la Escritura dice de Faraón: Que para esto mismo te he levantado, para mostrar en ti mi potencia, y que mi nombre sea anunciado por toda la tierra.
9:18
De manera que del que quiere tiene misericordia; y al que quiere, endurece.
9:19
Me dirás pues: ¿Por qué, pues, se enoja? porque ¿quién resistirá á su voluntad?
9:20
Mas antes, oh hombre, ¿quién eres tú, para que alterques con Dios? Dirá el vaso de barro al que le labró: ¿Por qué me has hecho tal?
9:21
¿O no tiene potestad el alfarero para hacer de la misma masa un vaso para honra, y otro para vergüenza?
9:22
¿Y qué, si Dios, queriendo mostrar la ira y hacer notoria su potencia, soportó con mucha mansedumbre los vasos de ira preparados para muerte,
9:23
Y para hacer notorias las riquezas de su gloria, mostrólas para con los vasos de misericordia que Él ha preparado para gloria;
9:24
Los cuales también ha llamado, es á saber, á nosotros, no sólo de los Judíos, mas también de los Gentiles?
9:25
Como también en Oseas dice: Llamaré al que no era mi pueblo, pueblo mío; Y á la no amada, amada.
9:26
Y será, que en el lugar donde les fué dicho: Vosotros no sois pueblo mío: Allí serán llamados hijos del Dios viviente.
9:27
También Isaías clama tocante á Israel: Si fuere el número de los hijos de Israel como la arena de la mar, las reliquias serán salvas:
9:28
Porque palabra consumadora y abreviadora en justicia, porque palabra abreviada, hará el Señor sobre la tierra.
9:29
Y como antes dijo Isaías: Si el Señor de los ejércitos no nos hubiera dejado simiente, Como Sodoma habríamos venido á ser, y á Gomorra fuéramos semejantes.
9:30
¿Pues qué diremos? Que los Gentiles que no seguían justicia, han alcanzado la justicia, es á saber, la justicia que es por la fe;
9:31
Mas Israel que seguía la ley de justicia, no ha llegado á la ley de justicia.
9:32
¿Por qué? Porque la seguían no por fe, mas como por las obras de la ley: por lo cual tropezaron en la piedra de tropiezo,
9:33
Como está escrito: He aquí pongo en Sión piedra de tropiezo, y piedra de caída; Y aquel que creyere en ella, no será avergonzado.

Capítulo 10

10:1
HERMANOS, ciertamente la voluntad de mi corazón y mi oración á Dios sobre Israel, es para salud.
10:2
Porque yo les doy testimonio que tienen celo de Dios, mas no conforme á ciencia.
10:3
Porque ignorando la justicia de Dios, y procurando establecer la suya propia, no se han sujetado á la justicia de Dios.
10:4
Porque el fin de la ley es Cristo, para justicia á todo aquel que cree.
10:5
Porque Moisés describe la justicia que es por la ley: Que el hombre que hiciere estas cosas, vivirá por ellas.
10:6
Mas la justicia que es por la fe dice así: No digas en tu corazón: ¿Quién subirá al cielo? (esto es, para traer abajo á Cristo:)
10:7
O, ¿quién descenderá al abismo? (esto es, para volver á traer á Cristo de los muertos.)
10:8
Mas ¿qué dice? Cercana está la palabra, en tu boca y en tu corazón. Esta es la palabra de fe, la cual predicamos:
10:9
Que si confesares con tu boca al Señor Jesús, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo.
10:10
Porque con el corazón se cree para justicia; mas con la boca se hace confesión para salud.
10:11
Porque la Escritura dice: Todo aquel que en Él creyere, no será avergonzado.
10:12
Porque no hay diferencia de Judío y de Griego: porque el mismo que es Señor de todos, rico es para con todos los que le invocan:
10:13
Porque todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo.
10:14
¿Cómo, pues invocarán á aquel en el cual no han creído? ¿y cómo creerán á aquel de quien no han oído? ¿y cómo oirán sin haber quien les predique?
10:15
¿Y cómo predicarán si no fueren enviados? Como está escrito: ¡Cuán hermosos son los pies de los que anuncian el evangelio de la paz, de los que anuncian el evangelio de los bienes!
10:16
Mas no todos obedecen al evangelio; pues Isaías dice: Señor, ¿quién ha creído á nuestro anuncio?
10:17
Luego la fe es por el oir; y el oir por la palabra de Dios.
10:18
Mas digo: ¿No han oído? Antes bien, Por toda la tierra ha salido la fama de ellos, Y hasta los cabos de la redondez de la tierra las palabras de ellos.
10:19
Mas digo: ¿No ha conocido esto Israel? Primeramente Moisés dice: Yo os provocaré á celos con gente que no es mía; Con gente insensata os provocaré á ira.
10:20
E Isaías determinadamente dice: Fuí hallado de los que no me buscaban; Manifestéme á los que no preguntaban por mí.
10:21
Mas acerca de Israel dice: Todo el día extendí mis manos á un pueblo rebelde y contradictor.

Capítulo 11

11:1
DIGO pues: ¿Ha desechado Dios á su pueblo? En ninguna manera. Porque también yo soy Israelita, de la simiente de Abraham, de la tribu de Benjamín.
11:2
No ha desechado Dios á su pueblo, al cual antes conoció. ¿O no sabéis qué dice de Elías la Escritura? cómo hablando con Dios contra Israel dice:
11:3
Señor, á tus profetas han muerto, y tus altares han derruído; y yo he quedado solo, y procuran matarme.
11:4
Mas ¿qué le dice la divina respuesta? He dejado para mí siete mil hombres, que no han doblado la rodilla delante de Baal.
11:5
Así también, aun en este tiempo han quedado reliquias por la elección de gracia.
11:6
Y si por gracia, luego no por las obras; de otra manera la gracia ya no es gracia. Y si por las obras, ya no es gracia; de otra manera la obra ya no es obra.
11:7
¿Qué pues? Lo que buscaba Israel aquello no ha alcanzado; mas la elección lo ha alcanzado: y los demás fueron endurecidos;
11:8
Como está escrito: Dióles Dios espíritu de remordimiento, ojos con que no vean, y oídos con que no oigan, hasta el día de hoy.
11:9
Y David dice: Séales vuelta su mesa en lazo, y en red, Y en tropezadero, y en paga:
11:10
Sus ojos sean obscurecidos para que no vean, Y agóbiales siempre el espinazo.
11:11
Digo pues: ¿Han tropezado para que cayesen? En ninguna manera; mas por el tropiezo de ellos vino la salud á los Gentiles, para que fuesen provocados á celos.
11:12
Y si la falta de ellos es la riqueza del mundo, y el menoscabo de ellos la riqueza de los Gentiles, ¿cuánto más el henchimiento de ellos?
11:13
Porque á vosotros hablo, Gentiles. Por cuanto pues, yo soy apóstol de los Gentiles, mi ministerio honro.
11:14
Por si en alguna manera provocase á celos á mi carne, e hiciese salvos á algunos de ellos.
11:15
Porque si el extrañamiento de ellos es la reconciliación del mundo, ¿qué será el recibimiento de ellos, sino vida de los muertos?
11:16
Y si el primer fruto es santo, también lo es el todo, y si la raíz es santa, también lo son las ramas.
11:17
Que si algunas de las ramas fueron quebradas, y tú, siendo acebuche, has sido ingerido en lugar de ellas, y has sido hecho participante de la raíz y de la grosura de la oliva;
11:18
No te jactes contra las ramas; y si te jactas, sabe que no sustentas tú á la raíz, sino la raíz á ti.
11:19
Pues las ramas, dirás, fueron quebradas para que yo fuese ingerido.
11:20
Bien: por su incredulidad fueron quebradas, mas tú por la fe estás en pie. No te ensoberbezcas, antes teme.
11:21
Que si Dios no perdonó á las ramas naturales, á ti tampoco no perdone.
11:22
Mira, pues, la bondad y la severidad de Dios: la severidad ciertamente en los que cayeron; mas la bondad para contigo, si permanecieres en la bondad; pues de otra manera tú también serás cortado.
11:23
Y aun ellos, si no permanecieren en incredulidad, serán ingeridos; que poderoso es Dios para volverlos á ingerir.
11:24
Porque si tú eres cortado del natural acebuche, y contra natura fuiste ingerido en la buena oliva, ¿cuánto más éstos, que son las ramas naturales, serán ingeridos en su oliva?
11:25
Porque no quiero, hermanos, que ignoréis este misterio, para que no seáis acerca de vosotros mismos arrogantes: que el endurecimiento en parte ha acontecido en Israel, hasta que haya entrado la plenitud de los Gentiles;
11:26
Y luego todo Israel será salvo; como está escrito: Vendrá de Sión el Libertador, Que quitará de Jacob la impiedad;
11:27
Y este es mi pacto con ellos, Cuando quitare su pecados.
11:28
Así que, cuanto al evangelio, son enemigos por causa de vosotros: mas cuanto á la elección, son muy amados por causa de los padres.
11:29
Porque sin arrepentimiento son las mercedes y la vocación de Dios.
11:30
Porque como también vosotros en algún tiempo no creísteis á Dios, mas ahora habéis alcanzado misericordia por la incredulidad de ellos;
11:31
Así también éstos ahora no ha creído, para que, por la misericordia para con vosotros, ellos también alcancen misericordia.
11:32
Porque Dios encerró á todos en incredulidad, para tener misericordia de todos.
11:33
¡Oh profundidad de las riquezas de la sabiduría y de la ciencia de Dios! ¡Cuán incomprensibles son sus juicios, e inescrutables sus caminos!
11:34
Porque ¿quién entendió la mente del Señor? ¿ó quién fué su consejero?
11:35
¿O quién le dió á Él primero, para que le sea pagado?
11:36
Porque de Él, y por Él, y en Él, son todas las cosas. A Él sea gloria por siglos. Amén.

Capítulo 12

12:1
ASÍ que, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios, que presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable á Dios, que es vuestro racional culto.
12:2
Y no os conforméis á este siglo; mas reformaos por la renovación de vuestro entendimiento, para que experimentéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta.
12:3
Digo pues por la gracia que me es dada, á cada cual que está entre vosotros, que no tenga más alto concepto de sí que el que debe tener, sino que piense de sí con templanza, conforme á la medida de la fe que Dios repartió á cada uno.
12:4
Porque de la manera que en un cuerpo tenemos muchos miembros, empero todos los miembros no tienen la misma operación;
12:5
Así muchos somos un cuerpo en Cristo, mas todos miembros los unos de los otros.
12:6
De manera que, teniendo diferentes dones según la gracia que nos es dada, si el de profecía, úsese conforme á la medida de la fe;
12:7
ó si ministerio, en servir; ó el que enseña, en doctrina;
12:8
El que exhorta, en exhortar; el que reparte, hágalo en simplicidad; el que preside, con solicitud; el que hace misericordia, con alegría.
12:9
El amor sea sin fingimiento: aborreciendo lo malo, llegándoos á lo bueno;
12:10
Amándoos los unos á los otros con caridad fraternal; previniéndoos con honra los unos á los otros;
12:11
En el cuidado no perezosos; ardientes en espíritu; sirviendo al Señor;
12:12
Gozosos en la esperanza; sufridos en la tribulación; constantes en la oración;
12:13
Comunicando á las necesidades de los santos; siguiendo la hospitalidad.
12:14
Bendecid á los que os persiguen: bendecid y no maldigáis.
12:15
Gozaos con los que se gozan: llorad con los que lloran.
12:16
Unánimes entre vosotros: no altivos, mas acomodándoos á los humildes. No seáis sabios en vuestra opinión.
12:17
No paguéis á nadie mal por mal; procurad lo bueno delante de todos los hombres.
12:18
Si se puede hacer, cuanto está en vosotros, tened paz con todos los hombres.
12:19
No os venguéis vosotros mismos, amados míos; antes dad lugar á la ira; porque escrito está: Mía es la venganza: yo pagaré, dice el Señor.
12:20
Así que, si tu enemigo tuviere hambre, dale de comer; si tuviere sed, dale de beber: que haciendo esto, ascuas de fuego amontonas sobre su cabeza.
12:21
No seas vencido de lo malo; mas vence con el bien el mal.

Capítulo 13

13:1
TODA alma se someta á las potestades superiores; porque no hay potestad sino de Dios; y las que son, de Dios son ordenadas.
13:2
Así que, el que se opone á la potestad, á la ordenación de Dios resiste: y los que resisten, ellos mismos ganan condenación para sí.
13:3
Porque los magistrados no son para temor al que bien hace, sino al malo. ¿Quieres pues no temer la potestad? haz lo bueno, y tendrás alabanza de ella;
13:4
Porque es ministro de Dios para tu bien. Mas si hicieres lo malo, teme: porque no en vano lleva el cuchillo; porque es ministro de Dios, vengador para castigo al que hace lo malo.
13:5
Por lo cual es necesario que le estéis sujetos, no solamente por la ira, mas aun por la conciencia.
13:6
Porque por esto pagáis también los tributos; porque son ministros de Dios que sirven á esto mismo.
13:7
Pagad á todos lo que debéis: al que tributo, tributo; al que pecho, pecho; al que temor, temor; al que honra, honra.
13:8
No debáis á nadie nada, sino amaros unos á otros; porque el que ama al prójimo, cumplió la ley.
13:9
Porque: No adulterarás; no matarás; no hurtarás; no dirás falso testimonio; no codiciarás: y si hay algún otro mandamiento, en esta sentencia se comprende sumariamente: Amarás á tu prójimo como á ti mismo.
13:10
La caridad no hace mal al prójimo: así que, el cumplimento de la ley es la caridad.
13:11
Y esto, conociendo el tiempo, que es ya hora de levantarnos del sueño; porque ahora nos está más cerca nuestra salud que cuando creímos.
13:12
La noche ha pasado, y ha llegado el día: echemos, pues, las obras de las tinieblas, y vistámonos las armas de luz,
13:13
Andemos como de día, honestamente: no en glotonerías y borracheras, no en lechos y disoluciones, no en pendencias y envidia:
13:14
Mas vestíos del Señor Jesucristo, y no hagáis caso de la carne en sus deseos.

Capítulo 14

14:1
RECIBID al flaco en la fe, pero no para contiendas de disputas.
14:2
Porque uno cree que se ha de comer de todas cosas: otro que es débil, come legumbres.
14:3
El que come, no menosprecie al que no come: y el que no come, no juzgue al que come; porque Dios le ha levantado.
14:4
¿Tú quién eres que juzgas al siervo ajeno? para su señor está en pie, ó cae: mas se afirmará; que poderoso es el Señor para afirmarle.
14:5
Uno hace diferencia entre día y día; otro juzga iguales todos los días. Cada uno esté asegurado en su ánimo.
14:6
El que hace caso del día, hácelo para el Señor: y el que no hace caso del día, no lo hace para el Señor. El que come, come para el Señor, porque da gracias á Dios; y el que no come, no come para el Señor, y da gracias á Dios.
14:7
Porque ninguno de nosotros vive para sí, y ninguno muere para sí.
14:8
Que si vivimos, para el Señor vivimos; y si morimos, para el Señor morimos. Así que, ó que vivamos, ó que muramos, del Señor somos.
14:9
Porque Cristo para esto murió, y resucitó, y volvió á vivir, para ser Señor así de los muertos como de los que viven.
14:10
Mas tú ¿por qué juzgas á tu hermano? ó tú también, ¿por qué menosprecias á tu hermano? porque todos hemos de estar ante el tribunal de Cristo.
14:11
Porque escrito está: Vivo yo, dice el Señor, que á mí se doblará toda rodilla, Y toda lengua confesará á Dios.
14:12
De manera que, cada uno de nosotros dará á Dios razón de sí.
14:13
Así que, no juzguemos más los unos de los otros: antes bien juzgad de no poner tropiezo ó escándalo al hermano.
14:14
Yo sé, y confío en el Señor Jesús, que de suyo nada hay inmundo: mas á aquel que piensa alguna cosa ser inmunda, para Él es inmunda.
14:15
Empero si por causa de la comida tu hermano es contristado, ya no andas conforme á la caridad. No arruines con tu comida á aquél por el cual Cristo murió.
14:16
No sea pues blasfemado vuestro bien:
14:17
Que el reino de Dios no es comida ni bebida, sino justicia y paz y gozo por el Espíritu Santo.
14:18
Porque el que en esto sirve á Cristo, agrada á Dios, y es acepto á los hombres.
14:19
Así que, sigamos lo que hace á la paz, y á la edificación de los unos á los otros.
14:20
No destruyas la obra de Dios por causa de la comida. Todas las cosas á la verdad son limpias: mas malo es al hombre que come con escándalo.
14:21
Bueno es no comer carne, ni beber vino, ni nada en que tu hermano tropiece, ó se ofenda ó sea debilitado.
14:22
¿Tienes tú fe? Tenla para contigo delante de Dios. Bienaventurado el que no se condena á sí mismo con lo que aprueba.
14:23
Mas el que hace diferencia, si comiere, es condenado, porque no comió por fe: y todo lo que no es de fe, es pecado.

Capítulo 15

15:1
ASÍ que, los que somos más firmes debemos sobrellevar las flaquezas de los flacos, y no agradarnos á nosotros mismos.
15:2
Cada uno de nosotros agrade á su prójimo en bien, á edificación.
15:3
Porque Cristo no se agradó á sí mismo; antes bien, como está escrito: Los vituperios de los que te vituperan, cayeron sobre mí.
15:4
Porque las cosas que antes fueron escritas, para nuestra enseñanza fueron escritas; para que por la paciencia, y por la consolación de las Escrituras, tengamos esperanza.
15:5
Mas el Dios de la paciencia y de la consolación os dé que entre vosotros seáis unánimes según Cristo Jesús;
15:6
Para que concordes, á una boca glorifiquéis al Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo.
15:7
Por tanto, sobrellevaos los unos á los otros, como también Cristo nos sobrellevó, para gloria de Dios.
15:8
Digo, pues, que Cristo Jesús fué hecho ministro de la circuncisión por la verdad de Dios, para confirmar las promesas hechas á los padres,
15:9
Y para que los Gentiles glorifiquen á Dios por la misericordia; como está escrito: Por tanto yo te confesaré entre los Gentiles, Y cantaré á tu nombre.
15:10
Y otra vez dice: Alegraos, Gentiles, con su pueblo.
15:11
Y otra vez: Alabad al Señor todos los Gentiles, Y magnificadle, todos los pueblos.
15:12
Y otra vez, dice Isaías: Estará la raíz de Jessé, Y el que se levantará á regir los Gentiles: Los Gentiles esperarán en Él.
15:13
Y el Dios de esperanza os llene de todo gozo y paz creyendo, para que abundéis en esperanza por la virtud del Espíritu Santo.
15:14
Empero cierto estoy yo de vosotros, hermanos míos, que aun vosotros mismos estáis llenos de bondad, llenos de todo conocimiento, de tal manera que podáis amonestaros los unos á los otros.
15:15
Mas os he escrito, hermanos, en parte resueltamente, como amonestándoos por la gracia que de Dios me es dada,
15:16
Para ser ministro de Jesucristo á los Gentiles, ministrando el evangelio de Dios, para que la ofrenda de los Gentiles sea agradable, santificada por el Espíritu Santo.
15:17
Tengo, pues, de qué gloriarme en Cristo Jesús en lo que mira á Dios.
15:18
Porque no osaría hablar alguna cosa que Cristo no haya hecho por mí para la obediencia de los Gentiles, con la palabra y con las obras,
15:19
Con potencia de milagros y prodigios, en virtud del Espíritu de Dios: de manera que desde Jerusalem, y por los alrededores hasta Ilírico, he llenado todo del evangelio de Cristo.
15:20
Y de esta manera me esforcé á predicar el evangelio, no donde antes Cristo fuese nombrado, por no edificar sobre ajeno fundamento:
15:21
Sino, como esta escrito: A los que no fué anunciado de Él, verán: Y los que no oyeron, entenderán.
15:22
Por lo cual aun he sido impedido muchas veces de venir á vosotros.
15:23
Mas ahora no teniendo más lugar en estas regiones, y deseando ir á vosotros muchos años há,
15:24
Cuando partiere para España, iré á vosotros; porque espero que pasando os veré, y que seré llevado de vosotros allá, si empero antes hubiere gozado de vosotros.
15:25
Mas ahora parto para Jerusalem á ministrar á los santos.
15:26
Porque Macedonia y Acaya tuvieron por bien hacer una colecta para los pobres de los santos que están en Jerusalem.
15:27
Porque les pareció bueno, y son deudores á ellos: porque si los Gentiles han sido hechos participantes de sus bienes espirituales, deben también ellos servirles en los carnales.
15:28
Así que, cuando hubiere concluído esto, y les hubiere consignado este fruto, pasaré por vosotros á España.
15:29
Y sé que cuando llegue á vosotros, llegaré con abundancia de la bendición del evangelio de Cristo.
15:30
Ruégoos empero, hermanos, por el Señor nuestro Jesucristo, y por la caridad del Espíritu, que me ayudéis con oraciones por mí á Dios,
15:31
Que sea librado de los rebeldes que están en Judea, y que la ofrenda de mi servicio á los santos en Jerusalem sea acepta;
15:32
Para que con gozo llegue á vosotros por la voluntad de Dios, y que sea recreado juntamente con vosotros.
15:33
Y el Dios de paz sea con todos vosotros. Amén.

Capítulo 16

16:1
ENCOMIÉNDOOS empero á Febe nuestra hermana, la cual es diaconisa de la iglesia que está en Cencreas:
16:2
Que la recibáis en el Señor, como es digno á los santos, y que la ayudéis en cualquiera cosa en que os hubiere menester: porque ella ha ayudado á muchos, y á mí mismo.
16:3
Saludad á Priscila y Aquila, mis coadjutores en Cristo Jesús;
16:4
(Que pusieron sus cuellos por mi vida: á los cuales no doy gracias yo sólo, mas aun todas las iglesias de los Gentiles;)
16:5
Asimismo á la iglesia de su casa. Saludad á Epeneto, amado mío, que es las primicias de Acaya en Cristo.
16:6
Saludad á María, la cual ha trabajado mucho con vosotros.
16:7
Saludad á Andrónico y á Junia, mis parientes, y mis compañeros en la cautividad, los que son insignes entre los apóstoles; los cuales también fueron antes de mí en Cristo.
16:8
Saludad á Amplias, amado mío en el Señor.
16:9
Saludad á Urbano, nuestro ayudador en Cristo Jesús, y á Stachîs, amado mío.
16:10
Saludad á Apeles, probado en Cristo. Saludad á los que son de Aristóbulo.
16:11
Saludad á Herodión, mi pariente. Saludad á los que son de la casa de Narciso, los que están en el Señor.
16:12
Saludad á Trifena y á Trifosa, las cuales trabajan en el Señor. Saludad á Pérsida amada, la cual ha trabajado mucho en el Señor.
16:13
Saludad á Rufo, escogido en el Señor, y á su madre y mía.
16:14
Saludad á Asíncrito, y á Flegonte, á Hermas, á Patrobas, á Hermes, y á los hermanos que están con ellos.
16:15
Saludad á Filólogo y á Julia, á Nereo y á su hermana, y á Olimpas, y á todos los santos que están con ellos.
16:16
Saludaos los unos á los otros con ósculo santo. Os saludan todas las iglesias de Cristo.
16:17
Y os ruego hermanos, que miréis los que causan disensiones y escándalos contra la doctrina que vosotros habéis aprendido; y apartaos de ellos.
16:18
Porque los tales no sirven al Señor nuestro Jesucristo, sino á sus vientres; y con suaves palabras y bendiciones engañan los corazones de los simples.
16:19
Porque vuestra obediencia ha venido á ser notoria á todos; así que me gozo de vosotros; mas quiero que seáis sabios en el bien, y simples en el mal.
16:20
Y el Dios de paz quebrantará presto á Satanás debajo de vuestros pies. la gracia del Señor nuestro Jesucristo sea con vosotros.
16:21
Os saludan Timoteo, mi coadjutor, y Lucio y Jasón y Sosipater, mis parientes.
16:22
Yo Tercio, que escribí la epístola, os saludo en el Señor.
16:23
Salúdaos Gayo, mi huésped, y de toda la iglesia. Salúdaos Erasto, tesorero de la ciudad, y el hermano Cuarto.
16:24
La gracia del Señor nuestro Jesucristo sea con todos vosotros. Amén.
16:25
Y al que puede confirmaros según mi evangelio y la predicación de Jesucristo, según la revelación del misterio encubierto desde tiempos eternos,
16:26
Mas manifestado ahora, y por las Escrituras de los profetas, según el mandamiento del Dios eterno, declarado á todas las gentes para que obedezcan á la fe;
16:27
Al sólo Dios sabio, sea gloria por Jesucristo para siempre. Amén. Fué escrita de Corinto á los Romanos, enviada por medio de Febe, diaconisa de la iglesia de Cencreas.

LA BIBLIA: VERSIÓN REINA-VALERA DE 1909

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